Estaba viendo los octavos de final del US Open 2012, Roddick vs Del Potro. Dramático partido porque el estadounidense se retiraba de su carrera profesional si perdía. Jugó muy bien y arriesgado los dos primeros sets y luego se bajoneó cuando Del Potro se mostró claramente superior logrando varias pasadas, hasta ese momento, junto con los servicios, las subidas a la red eran las armas claves de Andy para ganar los games. El partido se volvió más y más dramático cuanto más y más ganó el argentino.

Si se me permite este breve segmento de filosofía barata, diré que últimamente reflexiono bastante acerca de la competencia. El deporte es algo por lo cual se compite, a veces contra otra gente, a veces contra uno mismo, a veces ambas.

¿Es necesaria la presión del deporte profesional? Yo creo que no. Creo que los jugadores están demasiado presionados por su codicia, por el circo que se crea alrededor, por el dinero que se mueve.

A veces los veo sonreir, he visto a Del Potro sonreir varias veces, también a Federer, a Djokovic y otros, pero no es la regla. Y si no sonrien o disfrutan ¿qué sentido tiene el deporte?

Además: visto de algún modo, si es “mal entendido” (cosa que es muy fácil porque todo se presta a pensar en superioridades), pregona la superioridad de una persona sobre la otra, y ese no es un valor social positivo para crear una sociedad solidaria que necesita de la equidad para respirar sanamente.

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